Autovacuna para la leishmoaniosis utilizando un parásito fluorescente.
Dioinmune crea una medicamento para perros sin químicos dañinos que permite al cuerpo del animal defenderse solo contra esta enfermedad
- Dioinmune surge como una spin off del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid, que forma parte del CSIC. A partir de la investigación desarrollada en este organismo público, sus impulsores han diseñado un tratamiento, adquirido por el laboratorio Ovejero, contra la leishmaniosis canina, que permite que el cuerpo de los propios perros combata esta enfermedad.«En Diomune hemos desarrollado una Leishmania fluorescente que, gracias a la luz emitida por el parásito, nos ha permitido seguir la evolución de la enfermedad de una manera mucho más fiable y sin necesidad de sacrificar al animal», explica su director gerente, Miguel Angel Llamas. «De esta forma, conseguimos reducir en un 60% el número de animales de experimentación necesarios para el desarrollo del tratamiento y descubrimos la manera de despertar al sistema inmune», añade.«La leishmania», prosigue, «es un protozoo que vive de forma parásita en varios huéspedes, principalmente humanos y perros, e incluso puede sobrevivir en zorros e higuanas. Cuando el animal infectado es picado por un mosquito, y el parásito empieza su terrible ciclo de vida. Las células del sistema inmune de la piel deben elegir entre dos respuesta: Una de ellas evita la infección; la otra desencadena una enfermedad que se cronifica y es mortal».Este protozoo, una especie endémica en España, puede provocar enfermedades crónicas y ser mortalEspaña es un país endémico de este parásito y, aunque los casos en humanos se llega a superar el centenar todos los años, es más conocido por los problemas ocasionados en perros. En cambio, en países como India la leishmaniosis humana es una auténtica catástrofe sanitaria. «Todos los tratamientos existentes en el mercado consisten en químicos que, por una u otra, ruta dificultan el crecimiento del parásito, pero no eliminan la enfermedad y poseen cierta toxicidad de mayor o menor grado», comenta Llamas.«El nuestro es un tratamiento inmunomodulador, que elabora la autovacuna a partir de una muestra del propio perro, modificando el parásito antigénicamente de manera que, al inyectar la autovacuna, el sistema inmune se encuentra de nuevo con el parásito, pero en una forma donde ni puede ocultarse, ni desencadenar la respuesta inmune inadecuada», indica.«El tratamiento no tiene toxicidad. Sólo activa al sistema inmune y es éste el que hace la labor de matar al parásito», apunta Llamas. «Por tanto», prosigue, «la autovacuna que hemos desarrollado le dice al cuerpo contra qué y cómo debe luchar».El tratamiento ha demostrado una respuesta positiva en más del 95% de los casos. Mejora significativamente de la calidad de vida del animal e incluso es capaz de ganar la batalla y curar la enfermedad. «Depende en gran medida de la predisposición genética del animal y, aunque los tantos por cientos oscilen entre un 12 y un 25%, hasta el momento ningún tratamiento lograba esa curación», aclara.
Fuente: el Mundo, 12/01/2015