dimarts, 13 de desembre del 2016

Las flores son un elemento típico en estas fechas: en decoración... como regalo u obsequio.... pero si tenemos un gato en casa tendremos que ser más selectivos porqué algunas pueden ser nocivas para nuestros felinos. Os adjuntamos este artículo, ¡es muy interesante!


Veinte plantas tóxicas para tu gato (incluidas las navideñas)

Informe original:  María Vigil (el País) 
Llegan las navidades y con ello todo lo que hace que sea navidad: la familia, las cenas, el árbol, las decoraciones en casa, en las calles, las luces. Y también hay ciertas plantas que llegan a casa, como la poinsetia o flor de pascua, el muérdago y el acebo.

Lo que quizás no sabemos es que estas especies pueden suponer una amenaza para nuestros gatos. Ellos son animales muy curiosos y les encanta mordisquear plantas. Los gatitos tienen un mayor peligro ya que les gusta investigar todo y no ponen límites a su curiosidad. Un gato que sale de casa seguramente sea más selectivo o al menos tenga opción de elegir que planta muerde (aunque esto no exime de una posible intoxicación). Pero uno que vive en el interior solo tiene acceso a aquellas plantas que nosotros introducimos en nuestros hogares.

La toxicidad de las distintas plantas se produce según la parte que ingieran. Hay ciertas especies tóxicas en su totalidad (hojas, flores, raíces/bulbos, semillas) y otras que solo alguna de las partes presenta un riesgo, como por ejemplo, los frutos. Según el principio tóxico de cada planta podemos encontrar distintos tipos de trastornos: digestivos, neurológicos, cardiacos o dermatológicos y oculares.

Estas navidades debemos tener especial cuidado si tenemos alguna de estas tres plantas en nuestra casa: poinsetia, muérdago y acebo.
La flor de pascua
Se popularizó cuando a Joel Roberts Poinsett, embajador de Estados Unidos en México, le llamó la atención esta planta de hojas rojas. Se le ocurrió regalarla a sus amistades por navidad, que es cuando se encuentra en su máximo esplendor, y así nació la tradición.

Desafortunadamente para nuestros gatos, todas las partes de esta planta pueden producirles toxicidad ya que lo que produce los daños es la savia blanca, o látex, que circula por su interior. Su ingesta puede producir cuadros gastrointestinales con hipersalivación, irritación de las mucosas, diarreas, vómitos y dolor abdominal. Si la savia blanca de la planta entra en contacto con la piel de nuestro gato, es suficiente para producir irritación generando dermatitis y prurito (picor). Si llega a contactar con el ojo, también puede provocar trastornos oculares.

               
El acebo
Es un pequeño árbol conocido por sus llamativos frutos rojos que se utilizan como adorno navideño, produce toxicidad si se ingieren tanto las hojas como los frutos y semillas. El acebo contiene saponinas y con una dosis mínima que ingieran, ya se producirían síntomas de intoxicación que generalmente son gastrointestinales.

El muérdago
Popular por traer buena suerte y felicidad a los amantes que se besan debajo de ella, presenta unos frutos blancos relativamente tóxicos, aunque requiere una ingesta mayor para producir una intoxicación importante. El muérdago contiene viscotoxina y esta puede producir desde desórdenes gastrointestinales por irritación, a daños cardiovasculares, colapso, bradicardia  y disnea (dificultad respiratoria).

Pero no es solo en Navidad cuando debemos tener cuidado con las plantas que entran en nuestro hogar o que plantamos en nuestro jardín. Hay una gran variedad que producen intoxicaciones en nuestros gatos.
Liliáceas y hemerocalis.
Las plantas que suponen la mayor amenaza para nuestros felinos están muy presentes en nuestras vidas.  Son flores muy populares en ramos ornamentales, como flores de interior, y también se venden los bulbos para plantar en los jardines. No se conoce la sustancia que provoca su toxicidad, pero está demostrado que causa un fallo renal agudo en los gatos. La exposición a cualquier parte de estas plantas: tallo, hojas, flores, pistilos, estambres, raíces o polen, es suficiente para producir una toxicidad letal. Tal es el riesgo que supone esta planta, que aunque nuestro gato no la mordisquee, el polen que le puede caer sobre su pelaje al pasar al lado de la planta y que más tarde ingerirá durante su acicalamiento, es causa de alarma y pone en peligro su vida.

La flor de las liláceas se usa mucho en ramos y puede ser letal para los gatos.
Los síntomas suelen aparecer en las primeras 12 horas tras la ingesta y suelen presentar vómitos, anorexia (falta de apetito), depresión, poliuria (orinan más cantidad de lo normal) y polidipsia (beben más cantidad de lo normal). El fallo renal se produce a las 24-96 horas.

La mortalidad en gatos que han ingerido esta planta es muy alta, y los que sobreviven pueden padecer un daño renal permanente. Si no se les proporciona tratamiento, morirán en tres a siete días.

La exposición a cualquier parte de las liláceas: tallo, hojas, flores, pistilos, estambres, raíces o polen, es suficiente para producir una toxicidad mortal

Por desgracia, y por el elevado riesgo que supone, la única manera de evitar la toxicidad de esta planta es evitar tenerla en nuestra casa. Para ello, no debemos comprar ramos que las contengan ni los bulbos para plantar en el jardín. Si nos regalan un ramo con esta flor, habría que eliminarlas y limpiar la zona donde han estado para asegurar que no haya ningún resto de polen.

Hay otras plantas que aunque no sea tan letales como las liliáceas, también debemos tener especial precaución.
La adelfa, por ejemplo, contiene glucósidos cardíacos, más conocido como digitálico, una sustancia usada ampliamente en la medicina humana y veterinaria, que produce inhibición de la bomba sodio-potasio y produce enlentecimiento de la actividad eléctrica del corazón. Los síntomas que produce son bradicardia (frecuencia cardíaca baja), arritmias ventriculares y muerte súbita. Todas las partes de la planta son tóxicas y es suficiente con una ingesta mínima para provocar los efectos nocivos. Otras plantas que tienen la misma toxicidad son la dedalera y la convalaria o lirio de los valles.

Las especies de rododendro, como las azaleas, contienen una andromedotoxina que afecta a los canales de sodio en las membranas celulares y dan lugar a disfunciones neurológicas, cardiovasculares y gastrointestinales. Esta toxina se encuentra en toda la planta y tras ingerir tan solo un par de hojas, pueden causar una toxicidad severa.

      


     Una planta de calas.
La difenbaquia, que también se encuentra con frecuencia en arreglos florales, contiene cristales insolubles de oxalato cálcico que causan irritación mecánica de la cavidad oral. Provocan dolor oral, inflamación severa, dificultad al tragar, hipersalivación, depresión y anorexia. Todas las partes de esta planta son toxicas. Los lirios de la paz, la cala y el filodendro también contienen este principio tóxico.

La lista sigue, y no deja de sorprender la cantidad de plantas que pueden suponer un riesgo para nuestros gatos. Pueden ser más o menos peligrosas pero también debemos tener mucho cuidado con el aloe vera, las hortensias, las prímulas, el ciclamen, el poto, la hiedra, el lirio trepador y el laurel, entre muchos otros.

             Flores de ciclamen.
 

Pero si te gustan las plantas tanto como a mí y no quieres renunciar a poder decorar tu hogar con ellas, no tienes por qué preocuparte, ya que también hay una amplia lista de plantas que son seguras para nuestros gatos y con las que podemos convivir con tranquilidad en nuestro hogar. Yo te recomiendo algunas de mis favoritas: las orquídeas, petunias, rosas, violas, violetas africanas, fittonias, caléndulas y camelias.


dijous, 1 de desembre del 2016


PAPILOMATOSIS ORAL


-          ¡Mi perro tiene verrugas en la boca!

Estamos frente un caso de PAPILOMATOSIS ORAL CANINA, una patología neoplásica benigna causada por el virus del PAPILOMA que suele producirse en animales jóvenes de menos de dos años y no se transmiten a los humanos.

Produce lesiones verrugosas múltiples con aspecto de coliflor (papilomas), en la piel, las uniones mucocutáneas, la mucosa oral y la lengua que pueden producir algunos síntomas como  hipersalivación, sangrado, prurito o mal aliento (halitosis).

Debido al proceso infeccioso de la enfermedad debemos tener en cuenta que hasta que desaparezcan las lesiones tendremos que evitar el contacto con otros animales para evitar contagios.

Acostumbran a ser autolimitantes por lo que el tratamiento consistirá en reforzar la inmunidad para acelerar el proceso de curación o, si llegan a dar malestar nuestro veterinario nos puede plantear la extracción quirúrgica.

Debemos remarcar que en un pequeño porcentaje este proceso puede malignizarse, por lo que es muy importante acudir a nuestras revisiones veterinarias para ver la evolución.