diumenge, 24 de novembre del 2013

EL FRIO Y NUESTRAS MASCOTAS

Con la llegada del frío, es necesario tomar determinadas medidas para que nuestros animales de compañía no lo pasen mal a causa de las bajas temperaturas. Deberemos tener especial atención con aquellos animales que permanecen fuera de casa, como perros y gatos, pero también deberemos proteger a animales propios de climas templados o tropicales, los loros por ejemplo. Asimismo, serán más vulnerables los cachorros o crías y animales de edad avanzada o enfermos. 


Si las mascotas pasan la noche o el día entero fuera de casa, deberemos proporcionarles un lugar donde poder cobijarse, es decir, una caseta o lugar resguardado del frío y demás inclemencias meteorológicas: lluvia, nieve, vientos fríos...
Asimismo, será importante reforzar la alimentación de nuestras mascotas y darles un mayor aporte de calorías y nutrientes, ya que el desgaste será mayor y necesitarán más energía.


El frío puede volver a algunas mascotas más perezosas, por ejemplo los perros, y que se muestren reticentes a realizar ejercicio, pero no deberemos permitir esta actitud. Será muy importante que los animales de compañía realicen actividad física también en invierno.

Tanto los perros como los gatos están cubiertos por pelos que cumplen la función de aislarlos ante cualquier cambio climático, ya sea el frío o el sol. Ellos disponen de dos tipos de pelo: 
  • el primario, con unas funciones básicamente de protección, y 
  • el secundario o subpelo, con una función de aislamiento y protección del frío.
En el caso de los perros, hay razas de pelo corto como el Pointer o el Braco, que ha perdido en gran medida el subpelo. Por ello, hay que tener más precauciones cuando las temperaturas están por debajo de los 6ºC. 
En general, los perros aguantan mejor el frío que el calor.
Además del pelo, el perro mantiene su temperatura corporal en base a dos principios básicos: la grasa y la masa corporal. Las razas de pequeño tamaño, de pelo corto y las que no tienen mucha protección de grasa en su piel tienden a pasar más frío con la llegada del invierno. El Pincher, el Chihuaha o el Pug son algunos ejemplos de raza pequeña que necesitarán otro tipo de protección como abrigos para resguardarlos en el momento de los paseos. Aún así el Bóxer  el Dóberman o el Dálmata, aunque sean de gran tamaño, como tienen muy poco pelaje sufrirán antes las consecuencias de las bajas temperaturas. No hay que confiarse al pensar que son fuertes y resistentes por su tamaño. 
 
 
 
 
 
Estas atenciones deben aumentar en los cachorros y en canes ancianos o enfermos, porque son mucho más sensibles que el resto de los de su especie, debido a la debilitación de sus defensas. Si tu mascota esta en la edad de la vejez hay que tener mucho mas cuidado debido a que suelen tener problemas en las articulaciones y la mayoría de las veces empeoran con las bajas temperaturas.

Los hámster  y conejos por ejemplo son muy susceptibles al frío y pueden hasta morir por bajas temperaturas. Se debe colocar la casa lejos de corrientes de aire. Poner un buen material de base en cantidad suficiente para que el animal pueda adecuar su “cama” para conservar el calor.
A la hora de proteger las aves, como pueden ser loros, periquitos, canarios, etc., te recomendamos que las lleves al veterinario antes de que inicie el frío, para que les examine a fondo y puedes aprovechar también para desparasitarlo. De esta forma, podrás garantizar que tu pájaro se encuentra en buen estado de salud y no se vea afectado por el frío.
Coloca la jaula, a poder ser, en el interior de tu casa y en un lugar sin corrientes de aire. También será importante que la calefacción no reseque demasiado el ambiente, ya que puede resultar perjudicial en vez de servir para que la mascota no sufra frío.

 



dimecres, 20 de novembre del 2013

Emociones y rabo

Los perros reconocen emociones de otros según para dónde tuerzan el rabo Por SINC Un equipo de investigadores asegura que en el cerebro de los perros, al igual que en el de los humanos, el hemisferio izquierdo y el derecho tienen un papel diferente de modo que responden de manera distinta cuando sus semejantes mueven la cola hacia la derecha o hacia la izquierda. Un grupo de investigadores del Centro Mente y Cerebro de la Universidad de Trento (Italia) describió, en un estudio publicado en 2007, que los perros mueven su cola a la derecha cuando sienten emociones positivas (al ver a sus dueños, por ejemplo) y a la izquierda cuando estos son sentimientos negativos (al ver un perro antipático). “Este primer trabajo dejó sin respuesta una pregunta básica: ¿Notan esa asimetría también en otros perros?”, explica Giorgio Vallortigara. Para resolver esa duda este mismo equipo de científicos hizo una nueva investigación* en la que aseguran que el comportamiento de la cola que se agita de forma sesgada hacia la derecha o hacia la izquierda, según lo que sienten los perros, refleja lo que sucede en su cerebro. “La activación del hemisferio cerebral izquierdo produce un movimiento a la derecha, y la activación del hemisferio derecho produce que su cola se menee a la izquierda”, apuntan. Para llegar a esta argumentación, los investigadores mostraron a distintos perros vídeos de otros canes que movían la cola hacia un lado o hacia el otro. Cuando los animales observaron que su semejante movía la cola a la izquierda, su ritmo cardíaco aumentó y comenzaron a sentirse ansiosos. Sin embargo, cuando vieron que el otro perro movía la cola hacia la derecha se quedaron perfectamente relajados. “No registramos la actividad en sus cerebros. Hicimos este tipo de prueba indirecta”, señala el científico. Por tanto, la dirección en la que mueven la cola los perros importa, y coincide con la activación de los hemisferios del cerebro. “En otras palabras, un perro que observa a otro que menea su cola con un sesgo hacia el lado derecho –y que muestra una activación del hemisferio izquierdo, como si estuviera experimentando algún tipo de respuesta positiva– produce una respuesta de relajación. Por el contrario, cuando mira a otro que mueve su cola a la izquierda, muestra una activación del hemisferio derecho y una respuesta de ansiedad y aumento en la frecuencia cardiaca. Es algo asombroso", apunta Vallortigara. El investigador no cree que los perros lo hagan de forma intencionada para comunicar esas emociones a otros perros, sino más bien esos movimientos de la cola serían el resultado de una respuesta automática de la activación diferencial del hemisferio izquierdo y derecho del cerebro. Eso sí, este tipo de respuestas podría tener aplicaciones prácticas para veterinarios y dueños de perros. "La estrategia de acercarse desde la izquierda o desde la derecha podría ser eficaz para los veterinarios durante las visitas de los animales o se podrían utilizar muñecos para explotar las asimetrías de sus respuestas emocionales", dice Vallortigara. Para el autor, este estudio contribuye, en general, a una mayor comprensión de la evolución de las asimetrías del cerebro en todos los animales. “Las asimetrías en el comportamiento emocional están muy extendidas en el reino animal. Por supuesto, se manifiestan en una gran variedad de diferentes comportamientos como el uso de los ojos, los oídos, etc. Un ejemplo es el de los camaleones americanos machos que son más propensos a atacar cuando miran por el ojo izquierdo, o los sapos que detectan más fácilmente a una presa cuando ven con el ojo derecho”, concluye.